El mar del Caribe es el segundo en extensión en el mundo, incluye más de 30 países insulares y continentales, y cuenta con una población aproximada de 35 millones de habitantes. Además de su territorio altamente fragmentado, se caracteriza por una gran diversidad lingüística y cultural, fenómeno acentuado por las crecientes migraciones internas y por la expansión del turismo. La implementación de programas de manejo costero, con frecuencia realizada en el marco de enfoques verticales, hace frente en consecuencia a una serie de restricciones ecológicas y sociales, lo que explica su limitado éxito.
Este libro presenta una mirada alternativa a las iniciativas de manejo costero existentes en el Caribe y se centra en la necesidad de dar más atención a las comunidades locales. Teniendo en cuenta la importancia de la gran heterogeneidad de las comunidades del Caribe, el libro muestra cómo la diversidad de los ecosistemas y de las culturas ha generado una resiliencia y una capacidad de adaptación significativas, donde la noción de comunidad como tal debe ser redefinida. La conclusión presenta las lecciones aprendidas y una serie de recomendaciones prácticas dirigidas a los responsables de la toma de decisiones.